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La Historia Compleja (página 2)



Partes: 1, 2

  1. ¿ Qué es la
    historia?

La conexión entre los conceptos de historia y ciencia
es un fenómeno bastante reciente . Sólo con la
Ilustración , durante el siglo XVIII,
comenzó el proceso que
llevó a la unión de ambos y dio origen a un vocablo
compuesto, el de "Ciencias Históricas", para denotar un
nuevo tipo de historia muy diferente a la practicada desde la
Antigüedad. La historia , desde principios del
siglo XIX, con la labor de la escuela
histórica alemana, quedó constituida como una de
las ciencias humanas ( Moradiellos, 1994; 1- 6 ).

Quizás el peligro más grave, en la
utilización del termino historia sea el de su doble
contenido: historia designa a la vez el conocimiento de una
materia y la
materia de este conocimiento. ( Vilar, 1982; 17 ).

El concepto de historia más generalizado y elemental es
aquel que dice: Historia es la ciencia que se encarga del estudio
de los hechos pasados.

Para Morin, la historia es una enmarañada
sucesión de variaciones y manifestaciones semialeatorias
de las virtualidades del sapiens. Asimismo , la "estructura
social " no se opone a las ideas de historia, siempre a
condición de que se establezca el papel de la aleatoriedad
en la estructura ( la auto – organización, la complejidad ) y el de la
estructura en el azar ( devenir ). (1974 b ).

Por tal motivo, la historia esta sujeta a los accidentes,
perturbaciones y, a veces, terribles destrucciones en masa de
poblaciones o civilizaciones . (1992). La historia estaría
conformada de ruidos y una sucesión ininterrumpida de
crisis y caos.(como neutral término antropológico)
En tal sentido Historia sería: la memoria colectiva, como
patrimonio hereditario, de los pueblos; pero, una historia de la
periferia con una noción abierta, que implicaría
metodologías de búsqueda.

1.2 El
conocimiento histórico.
El conocimiento de la
historia, tiene por objetivos
servirnos no sólo para reconocer las
características al mismo tiempo
determinadas y aleatorias del destino humano, sino para abrirnos
hacia la incertidumbre del futuro. ( 1999 a ). El desarrollo
histórico de la sociedad
está íntimamente relacionado con el desarrollo la
individualidad ( 1974 b). Será el producto de antagonismos
, de contradicciones.

1.3 La historia humana: La humanidad ha tenido varios
comienzos. La humanidad no ha nacido una sola vez, ha nacido
muchas veces y Morin es de los que esperan un nuevo nacimiento. (
1974; b). En el primer momento de la historia humana, ésta
no fue del orden sino del desorden . La historia fue concebida
como una sucesión de guerras,
atentados, asesinatos, complots, batallas, marcadas por el
ruido y la
furia, por la corneta y el tambor por el ataque y la retirada,
por el motor y la bomba,
por el silbido y la explosión, cuando la muerte es
la rutina y no se le teme porque se vive con ella.

A partir del siglo XIX, cuando se descubren determinismos
infraestructurales, cuando se buscan las leyes de la historia,
cuando los eventos se
vuelven epifesionales y, muy curiosamente, las ciencias
antroposociales cuyo objeto es sin embargo extremadamente
aleatorios, se esfuerzan por reducir el alea y el desorden ,
estableciendo, o creyendo establecer determinismos
económicos, demográficos, sociológicos. (
1984 ). La historia de la naturaleza
humana es una narrativa histórica tanto optimista –
progresista como persimista – regresivas. la historia de la
condición humana (ésta radica sólo en los
razgos constantes de la vida cotidiana, ella abarca todo aquello
que los seres humanos deben compartir; lo que nuestros abuelos
compartieron y que compartirán nuestros nietos) no es
propiamente una historia. Si uno cuenta una historia que intente
acercarse a la naturaleza humana, no contará la historia
de la propia condición humana, sino de la historicidad que
se ha visto convencionada por la condición humana.

Es imposible tanto en el dominio del
conocimiento del mundo natural como en el del conocimiento del
mundo histórico o social, reducir nuestra visión,
sea al orden , sea al desorden. Morin ( 1984 ) , tomando la
concepción del idiota de shakesperiano ( la vida es un
cuento contado
por un idiota lleno de ruido y de furia que no tiene significado
), expresa que, por el contrario, la visión de una
historia inteligente, es decir, de una historia que obedece a
leyes racionales, sí que resulta idiota .

Partiendo de la concepción morana o moriana de la
historia, la tenemos que concebir como vagabundeos ,
desviaciones, despilfarros, pérdidas, aniquilaciones, y no
solamente riquezas, y no solamente vida, sino también
saber, saber hacer, talentos, sabiduría. ( 1984 ).

La historia humana está conformada de ruido y furor que
constituyen los factores evenenciales sin los que no puede
existir ésta, es decir, modificación y evolución de los sistemas
aparición de formas nuevas, enriquecimiento de la información ( cultura ). La(s) historia(s)
con una vida después de la muerte siempre
pueden ser recuperadas(s) de la memoria colectiva. Es así
como se convierte(n) en cultura. (Heller, 2000; 209)

La cultura.

La identidad
cultural está siempre construida e interpretativamente
establecida sobre mitos y
normativas históricas (Heller, 1991; 9). Pero si se
intenta definir "cultura", inmediatamente nos damos cuenta de que
esa definición es totalmente vacía y por lo tanto,
insignificante para la búsqueda del conocimiento
verdadero, o bien incapáz de ser consistentemente aplicada
en esa búsqueda. Puede darse una definición
nominal; y tal definición cumpliría una adecuada
función
orientativa, pero no tendría valor
cognoscitivo y no contribuiría a nuestro conocimiento.

Uno de los conceptos más amplio y conocido de cultura
es aquel que dice : " cultura es todo lo que hace el hombre ". Pero
también puede tener los siguientes sentidos:

– Como sinónimo de cortesía o buenos
modales.

– Como la acción
y efecto de cultivar los conocimientos y de afirmar, por el
ejercicio, las facultades intelectuales.

– Como producto de la actividad del hombre, esto es, como el
conjunto orgánico de las creaciones realizadas por el
espíritu humano en todo el curso de su desarrollo
histórico.

– Como creación de valores.

  • Como todo lo creado y transformado más el acto mismo
    de esa transformación.

Para Morin, la palabra cultura es un verdadero camaleón
conceptual, puede significar todo lo que no siendo naturalmente
innato debe ser aprendido y adquirido; puede significar los usos,
valores, creencias de una etnia o de una
nación;
puede significar todo lo que aportan las humanidades, la
literatura, el arte, la filosofía. (1999 b ).

El hombre es un ser plenamente biológico, pero si no
dispone plenamente de la cultura sería un primate del
más bajo rango. En definitiva, para Morin, la cultura
acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella
comporta normas y
principios de adquisición. ( 1999 b ).

2.1 Historia de la cultura. La historia de la cultura
se ha asentado en la barbarie más atroz.
Escándalo

sistemático que no menos sistemáticamente
olvidan los empalagosos admiradores de las grandes civilizaciones
( 1974 b ) y del (recordemos que Carlyde – 1795 .1881-
sostuvo que el avance de las civilizaciones se debe a la
actividad de los héroes) .

Esta barbarie la encontramos desde la historia planetaria
hasta la historia de una pequeña localidad. Porque dicha
historia ha demostrado que : " la cultura del señor existe
a costa de la incultura del esclavo " ( 1974 a ) y podemos
agregar que la cultura del patrón existe a costa de la
incultura del obrero; la cultura de la clase
dominante existe a costa de la incultura del pueblo; en
conclusión, es cuestión de minorías: ¡
saber es poder !.

3. La historia
vieja (de la Modernidad).

De esta ciencia histórica conocida hasta hoy
analizaremos: las leyes históricas, la idea o el mito del
progreso y el fin de la historia.

3.1 Las leyes históricas. Desde el siglo XIX,
los historiadores habían emprendido el estudio de las
leyes históricas de acuerdo con el espíritu del
positivismo,
según el cual la comprobación de hechos era
solamente la primera etapa de un proceso cuya segunda etapa era
el descubrimiento de leyes generales. ( Collingwood, 1990 ).
Pero, no solamente los positivistas se empeñaron en
buscarle leyes a la historia, también lo hicieron los
marxistas, ellos establecieron que el curso de la historia
está dominado por leyes generales internas. (Fleischer,
1969).

El pensamiento
filosófico monológico se base en la firme
convicción de que hay algo completamente objetivo
"ahí afuera" (por ejemplo, las leyes
sociohistóricas) y que la mente podrá comprender
sólo si se inventan las teorías
adecuadas y se aplican los métodos
adecuados (Heller, 2000)

Para Morin, no existen tales leyes históricas, sino una
(diálogo
constructivo y deconstructivo) caótica, aleatoria e
incierta entre determinaciones y fuerzas desordenadas, y un
juego a menudo
rotativo entre lo económico, lo sociológico, lo
técnico, lo mitológico, lo imaginario. ( 1999 a
).

Reiterando, no hay leyes histórica; por el contrario,
todos los esfuerzos por congelar la historia humana, eliminar sus
acontecimientos y accidentes, hacer que soporte el yugo de un
determinismo económico – social y/o hacer que
obedezca a un ascenso teledirigido han fracasado. ( 1999 a ).

Toda pretensión de promulgar leyes de la sociedad o de
la historia ha sido y sigue siendo la mascara "científica"
del mito doctrinario. Toda pretensión de monopolizar la
ciencia social mediante la pseudo posesión de las
pseudo-leyes de la historia no sólo es ipso facto
acientífica, sino anticientifico. Pues toda
pretensión de monopolizar la cientificidad, mediante el
determinismo o cualquier otro principio se convierte en
anticientífica. (1984).

Lukács nos decía que: "En la ciencia obran sobre
nosotros los contenidos, en el arte las formas; la ciencia nos
ofrece hechos y sus conexiones, el arte al más y destinos
(1975; 17)

3.2 El progreso. El gran mito de los científicos
era creer que con el progreso ( orgullo de las ciencias y las
artes ) también se perfeccionarían la moral y las
costumbres. Ese progreso sería indetenible y sin
tropiezos, los biólogos ( a partir de Charles Darwin-1809 –
1882 ) y los historiadores ( en nuestro caso ) le
enseñaban al mundo que había una progresión
de las cosas organizadas. ( 1994 ). Ya no existe el progreso
prometido, no es una adquisición para siempre.

Morin expresa que nuestro futuro no está teledirigido
por el progreso histórico. Las fallas de la
predicción futurológica , los innumerables fracasos
de la predicción económica ( a pesar de y a causa
de su sofisticación matemática
), el hundimiento del progreso garantizado, la crisis del futuro,
la crisis presente, introdujeron en todos los dominios la lombriz
de la incertidumbre. ( 1999 a ). Cuando se habla del abandono del
" progreso garantizado ", no es el abandono del progreso en
sí, sino el reconocimiento de su carácter incierto y frágil , inmerso
en la complejidad del mundo histórico – social.

3.3 El fin de la historia. Cuando en la historia o
cualquier ciencia se establecen objetivos definidos o metas, al
acercarse a éstos inmediatamente pensamos en su fin. Hemos
vivido habitados, según Morin, por la idea de que
íbamos a culminar la historia, que nuestra ciencia
había adquirido lo esencial de sus principios y sus
resultados, que nuestra razón estaba finalmente a punto. (
1994 ).

La crisis de los actuales momentos solamente nos está
demostrando que estamos llegando a la culminación o final
de un cierto tiempo y como lo ha demostrado el desarrollo
histórico de la humanidad estaremos al comienzo de tiempos
nuevos. La realidad nos ha demostrado que al progreso alcanzado
hasta ahora hay que ponerle límites,
porque si el hombre sigue su marcha sin control vamos a
la autodestrucción.

  1. La historia nueva formará parte de la ciencia de la
    complejidad humana , ya que se ha convertido en una ciencia
    poliscópica y tiende a convertirse también en
    una ciencia multidimensional, como lo que es ya la geografía que va de la geología a los fenómenos
    económicas y sociales.

    Morin dice al respecto: la historia tiende a convertirse
    en una ciencia multidimensional, que integra en su seno las
    dimensiones económicas, antropológica ( el
    conjunto de las costumbres, hábitos, ritos sobre la
    vida y la muerte ) y vuelve a integrar el acontecimiento. (
    1999 a ).

    La historia nueva no obedece a procesos
    deterministas, no está sometida a una lógica técnico –
    económica ineluctable y no establecerá leyes
    generales. Ya que la naturaleza
    humana no se opone a la historia del hombre y viceversa.
    Siguiendo a Morin: puesto que los hombres son tan diferentes
    en el espacio y en el tiempo y se transforman según
    las sociedades
    en las que se hallan inmersos, debe admitirse que la
    naturaleza humana no es más que una materia prima
    maleable a la que sólo pueden dar forma la cultura o
    la historia. ( 1974 a ).

    4.1 La edad de hierro
    planetaria y la pre-historia del espíritu humano.

    En el desarrollo de la historia del hombre se han sucedido "
    sacrificios animales y
    sacrificios humanos han derramado torrentes de sangre para
    salvar a los humanos de la carestía, la sequía,
    las inundaciones, la derrota, la incertidumbre, la
    infelicidad, la muerte y, lejos de haber decaído, la
    magia del sacrificio se han perpetuado en formas patriotas,
    políticas o ideológicas ".
    (1988; 180).

    En el umbral del siglo XXI hemos visto reaparecer en la
    Europa
    Occidental desarrollada, prácticas políticas
    (neonazis) de las décadas de los años 30 y 40,
    inclusive de racismo y
    de guerras étnicas y/o religiosas (en la Europa
    excomunista) o aquellos que llegan a creer que son la
    re-encarnación de un héroe – mito de siglos
    anteriores.

    Morin señala que hemos entrado en la era planetaria
    en la cual todas las culturas, todas las civilizaciones
    están en interconexiones permanente. Indica al mismo
    tiempo, que, a pesar de las interconexiones estamos en una
    barbarie total en las relaciones entre razas, entre cultura,
    entre etnias, entre potencias, entre naciones, entre
    superpotencias. Estamos en la edad de hierro planetaria y
    nadie sabe si saldremos de ella.

    La coincidencia entre la idea de edad de hierro planetaria
    y la idea de que estamos en la pre-historia del
    espíritu humano, en la era bárbara de las
    ideas, no es fortuita. ( 1994 ). Su idea de que estamos en la
    pre-historia del espíritu humano es una idea muy
    optimista , nos permite abrir el porvenir siempre a
    condición de que la humanidad disponga de un futuro.(
    1994 ). En adelante, la humanidad y el planeta pueden
    revelarse en su unidad, no sólo física y biosfera,
    sino también histórica: la de la era
    planetaria. ( 1993 ).

    4.2 La incertidumbre histórica. La
    incertidumbre histórica está vinculada con el
    carácter intrínsecamente caótico de la
    historia humana. Formidables regresiones de las
    civilizaciones y de las economías sucedieron a
    progresos temporarios. La historia está y
    estará sometida a los accidentes, perturbaciones y, a
    veces, a terribles destrucciones masivas de poblaciones y
    civilizaciones .

    Existirán acontecimientos o accidentes que pueden
    desviar o hacer que las naciones o la humanidad tomen rumbos
    no pensados. El curso que toma la historia de la era
    planetaria se evadió de la órbita del tiempo
    reiterativo de las civilizaciones tradicionales para entrar,
    no en la vía segura del progreso sino en una
    incertidumbre insondable. ( 1999 a ).

    4.3 La historia y el evento. Hasta ahora, el evento
    había sido expulsado de la historia ya que se
    obedecía a lógicas sistemáticas o
    estructurales.

    Con el hombre ( de acuerdo a Morin ), la evolución
    va a transformarse en historia. Esto significa no sólo
    que la evolución va a dejar de ser física para
    hacerse psico – sociocultural, sino que los eventos van a
    multiplicarse y que su función va a intervenir de
    manera nueva en el seno de los sistemas. ( 1984 ). La
    historia ha sido y será " una cascada de secuencias
    evenenciales ". De acuerdo a Vattimo (1996) el evento mismo
    no es sino el darse del ser en la historia, pero la historia
    como transmisión de mensajes.

    1. La historia, las sociedades y los eventos.
  2. La historia
    nueva.

La vida y la muerte de las etnias, naciones, imperios,
según Morin, escapan de la ley estadística. De ahí el papel crucial
del evento en la historia: mientras que la supervivencia de una
especie no depende de uno o varios combates dudosos, la suerte de
una sociedad puede depender de algunos eventos felices o
desgraciados, particularmente de las guerras, cuyo desarrollo y
desenlace siempre dependen, salvo en el caso de una desigualdad
aplastante en la relación de fuerzas, de algo aleatorio. (
1984 ).

4.5 Integración de los eventos.

La naturaleza de los sistemas sociales son aptos para
incorporar en el seno de su capital
generativo o informativo (la cultura en el sentido
antropológico del término) elementos adquiridos en
el curso de la experiencia fenoménica y de su memoria
histórica como patrimonio hereditario. Esto quiere decir
que, los eventos de todos los órdenes , desde la
invención técnica, el descubrimiento
científico, el encuentro de dos civilizaciones, hasta la
decisión de un tirano o de un demócrata con
abrumadora mayoría y de alto índice de popularidad,
pueden desempeñar un papel modificador en el seno del
propio sistema social,
hacia una evolución o involución. Para
Hollingsworth (1983), lo necesario describir de una manera
coherente los eventos pasados, usando a la población como su medida y a los cambios de
población su medida y a los cambios de población
como si fueran eventos de mayor interés
que deben ser explicados por otros factores.

4.6 La historia auto – heterogenerada. Desde el
momento en que la historia se impone como una dimensión
constitutiva permanente de la humanidad, se impone al mismo
tiempo como ciencia cardinal.

Para Morín, es la ciencia más apta para captar
la dialéctica del sistema y del evento. En sus primeros
tiempos , la historia fue ante todo una descripción de las cascadas evenenciales e
intentó interpretarlo todo en función del
evento.

Posteriormente, en el seno del siglo pasado, y sobre todo en
la actualidad, la historia " evenencial " fue rechazada y
refutada progresivamente en provecho de una evolución
sistemática que se esfuerza por determinar las dimensiones
autogeneradoras en el seno de las sociedades.

Advierte el autor, que si se lleva al extremo, semejante
tendencia corre el riesgo de
autodestruirse la propia historia al destruir el evento. ( 1984
). Si el evento ya no es más que un elemento necesario en
el seno de un proceso autogenerado, la historia cae en el
hegelianismo , es decir, en la reducción de lo
histórico a lo lógico, mientras que lo
lógico se dibuja, se esboza, se fragmenta, muere, renace
en lo histórico.

Para la historia comprensiva, el ruido y el furor
desempeñan un papel organizacional, no porque el ruido sea
la más cara de una información oculta, sino porque
contribuye a constituir y modificar el desarrollo
histórico.

Para Morin ( 1984 ), el gran problema antropológico
– histórico, consiste en concebir la historia como
una combinación entre procesos autogenerativos y procesos
heterogenerativos ( a cuya evolución contribuyen el ruido,
el evento, el accidente, de manera decisiva ).

Finalmente el autor plantea que la existencia de un proceso
autogenerativo es suponer que los sistemas sociales se
desarrollan por sí mismos, no sólo según
mecanismos de " crecimiento ", sino también
antagónicos internos o contradictorios; que van a
desempeñar un papel motor en el desarrollo, provocando "
catástrofes " más o menos controladas ( conflictos
sociales, lucha de clases, crisis ) , es decir, los sistemas
sociales, al menos los sistemas sociales complejos, serían
generadores de eventos . Estos procesos autogenerativos
estarían a medio camino entre el desarrollo
embriogenético (donde las catástrofes son
provocadas y controladas – programadas – ) y los desarrollos
accidentales abandonados a los encuentros entre sistemas y
eventos – mutaciones -. ( 1984 ).

4.7 La reacción anti – evenencial. La gran
mayoría de los historiadores, sociólogos e
investigadores de las ciencias humanas, todavía fieles a
la ciencia tradicional – de la Modernidad – se niegan
aún a aceptar el evento, lo aleatorio y la incertidumbre.
En tal sentido Morin expresa: la etnología y la sociología rechazan, cada una por su lado
al evento, y la historia se esfuerza por exorcizar el evento.

Todavía asistimos hoy a los efectos de una tentativa
profunda y múltiple de rechazar el evento fuera de las
ciencias humanas con el fin de ganar la patente de cientificidad.
Ahora bien , la verdadera ciencia moderna sólo
podrá comenzar con el reconocimiento del evento. ( 1984
).

4.8 No al encierro disciplinario. Para Morin (1999 a),
algunas concepciones científicas mantienen su vitalidad
porque se niegan al en cierro disciplinario. Esto sucedió
con la historia de la escuela de los Annales (aunque sus
fundadores y sus discípulos no aceptan ser conocidos como
escuela) que ahora tiene honores después de haber ocupado
un sitio marginal en la universidad
francesa.

La historia de los Annales se constituyó en y por el
hecho de salir del encierro; produjo una modificación
profunda de la perspectiva económica y sociológica
en la historia; luego, una segunda generación de
historiadores integró profundamente una perspectiva
antropológica, como se puede observar en los trabajos de
Duby y Le Goff sobre la Edad Media
.

La historia, fecundada de este modo, no puede ser más
considerada como una disciplina strictu sensu, es una ciencia
histórica multifocalizada, pluridimensional, en la que las
dimensiones de otras ciencias humanas están presentes y en
la que la perspectiva global, lejos de haber sido expulsada por
la multiplicidad de perspectivas particularidades, es requerida
por éstas.

4.9 La historia, el azar y el evento. Morin
señala que la historia, aunque por un tiempo estuvo
vaciada de la noción de acontecimiento, de azar y de
"grandes hombres", se enriqueció profundamente. Así
sucedió, por ejemplo en Francia con la
tendencia de la escuela de los Annales cuya virtud no fue , como
ella lo creyó, deshacerse del acontecimiento y de lo
contingente, sino volverse multidimensional al integrar el
substrato económico y técnico, la vida cotidiana,
las creencias y ritos, las actitudes ante
la vida y la muerte. (1999 a). Nietzsche
reconocía el azar y lo aleatorio: "yo – dice
Zaratustra – , he redimido a las cosas de la servidumbre de la
finalidad" (1959; "antes de sarir el sol").
Foucault
rechaza el determinismo mecanecista y en su lugar privilegia el
azar: "Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un
destino, ni a una mecánica, sino al azar de la lucha". (1978;
20)

La historia está actualmente muy próxima ,
según Morin ( 1984 ), a la relación sistema –
evento. El primer momento decisivo fue aquel en que la historia
anti – evenencial, detentando las " capas profundas de la
historia ", descubrió el sistema (Marc Bloch,
Lucien Febvre, Fernand Braudel ) y la homeostasis (
Le Roy Ladurie ). El segundo momento ha comenzado: es el
redescubrimiento del evento en la relación con el sistema
(Baechler, Le Roy Ledurie ).

Los historiadores de los annales, modifican el concepto de
tiempo, que ya no es considerado como un movimiento
unidimensional del pasado y futuro, no existe ya un solo tiempo,
sino tiempos muy diversos, por ejemplo, en las obras de Le Goff
("El tiempo de la iglesia y el
tiempo del comerciante en la Edad Media") y Braudel ("El
Mediterráneo y el mundo mediterraneo en la época de
Felipe II") encontramos un tiempo estacionario (como espacio
geográfico), el tiempo lento de las estructuras
sociales y económicas y el tiempo rápido de los
acontecimientos políticos (eventos).

Junto con el concepto del tiempo se pierde también la
confianza en el Progreso y, con ella, la fe en la primacía
de la moderna cultura occidental en la historia. Es necesario
acotar que, Edgar Morin
también modifica el concepto de tiempo cuando lo divide en
dos: tiempo social y tiempo plantario.

Foucault (1978), encuentra líneas históricas con
ritmos de desarrollo desigual: una acelerada de la política, otra de las
ideas científicas, otra de las reflexiones
filosóficas y otra de la civilización material.

De acuerdo al autor:

Antiguamente se seguía el siguiente esquema:

ESTRUCTURA………HISTORIA.

Actualmente se propone el siguiente esquema:

ESTRUCTURA………..SISTEMA………EVENTO……..
HISTORIA.

5. La historia y
la complejidad de la vida cotidiana.

La vida cotidiana en sí misma no es "alguna cosa" sino
la experiencia vital moderna y compartida en la que se basa
nuestra intersubjetiva condición del mundo. En la vida
cotidiana absorbemos ciertos valores, normas y visiones
realizamos ciertas prácticas y acciones,
adquirimos conocimientos (Heller, 2000 59-66).

Cuando hablamos de experiencias vitales, no es solamente
actos, acontecimientos y sucesos; sino también del marco
general de significados, visiones del mundo, instituciones
de significación (religiosos, culturales, militares y
otras) que guían, sintetizan y ordenan el proceso mismo de
la experiencia. Las instituciones establecen su propia serie de
normas y reglas de comunicación, acción y
procedimiento.

Para Adorno es "…
contextura interhumana en la cual todos dependen de todos, en la
cual todo el todo subsiste gracias a la unidad de las funciones
asumidas por los copartícipes, a cada uno de los cuales,
por principio, se le asigna una función; y donde todos los
individuos, a su vez son destinados en gran medida por la
pertenencia al contexto de su totalidad" (1971; 23)

El sujeto de la esfera de la institución es el sujeto
especializado. Uno puede entrar en una institución (aparte
de la familia)
sólo mediante la especialización. (Heller, 2000 p.
70-71). El sujeto de la vida cotidiana en la persona humana.
El sujeto ha de saber como hacer las cosas (como por ejemplo: su
relación con los vecinos, tomar el transporte
colectivo, preparar la comida diaria y otras cosas más),
así como también hacerlas ocasional y
continuamente.

La vida cotidiana exige la movilización de muchas
habilidades humanas. Pero no requiere un refinamiento externo de
ninguna de ellas, ni tampoco requiere que desarrollemos nuestros
dones y los convirtamos en talentos. Las actividades cotidianas
pueden realizarse espontáneamente después de
haberlas aprendido y no necesitan que se les preste mucha
atención (Heller, 2000 p. 69). La historia
de la cotidianidad "…derrumba las construcciones formales y
corta transversalmente a la instituciones, los grupos y las
clases para llegar a tocar el plano común,
microsociológico en apariencia de la cotidianidad, por el
cual todos los seres humanos son seres humanos…" (Ferraroti,
1991; 25)

La condición humana radica sólo en los rasgos
constantes de la vida cotidiana (la conducta humana
radica en la vida cotidiana). La condición humana abarca
todo aquello que los seres humanos deben compartir, lo que
nuestros abuelos compartieron y lo que compartirán
nuestros nietos.

La historia de la naturaleza humana, es una apliamente
designada narrativa histórica tanto en sus versiones
optimista – progresista como en sus versiones pesimistas
– regresivas.

La historia de la condición humana no es propiamente
una historia. si uno cuenta una historia que intente acercarse a
la de la naturaleza humana, no contará la historia de la
propia condición humana, sino la de la historicidad que se
ha visto condenada por la condición humana.

En los últimos congresos de Historia Regional y Local
realizados en Venezuela,
así como en las revistas especializadas a nivel nacional,
están abriendo espacio a las investigaciones
dirigidas a la vida cotidiana, aquella que vive con nosotros y
que son tan comunes y rutinarias que pasan desapercibidas por la
gran mayoría de la sociedad; así se han
desarrollado trabajos sobre los burdeles, las bodegas, los locos
del pueblo, etc.

En la obra de Morin, encontramos referencias sobre la historia
y la complejidad de la vida cotidiana Según él la
vida cotidiana está conformada por seres singulares,
enraizados en su contexto, caminando en su tiempo. Es una vida en
la que cada uno juega varios roles sociales en distintas
circunstancias, cada ser tiene una multiplicidad de identidades y
de personalidades, un mundo de fantasmas, y
de sueños que nos acompañan. Cada uno de nosotros
conoce muy poco de sí mismo; conocemos una apariencia de
nosotros, debemos hasta engañarnos,
autoengañarnos.

En definitiva, hay un tiempo que no vuelve nunca, que no se
repite, que es el vivencial y existencial y nunca se vive dos
veces. Ni en la historia social ni en la historia personal.

BIBLIOGRAFIA

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    pensamiento. Buenos Aires.
    Ediciones Nueva Visión.
  • ____________ (1999 b). Los siete saberes nesesarios a la
    educación del futuro.
    París.
    Organización de las Naciones Unidas
    para la
    Educación, la ciencia y la cultura. (UNESCO).
  1. Complementaria:
  • Adorno, Theodor (1971). La sociedad. Persepciones de
    sociología.
    Buenos Aires.
    Editorial Proteo.
  • Cardoso, Ciro F.S (1985). Introducción al
    trabajo de
    la
    investigación histórica.
    3ra edición. Barcelona. Crítica, grupo
    editorial Gribalbó.
  • Collingwood, R. G (1990). La idea de historia.
    México. Fondo de cultura
    económica.
  • Ferraroti, Franco (1991). La historia y lo
    cotidiano.
    Barcelona. Ediciones Península.
  • Fleischer, Helmut (1969) Marxismo e historia.
    Caracas. Monte Ávila editores.
  • Foucault, Michel (1978). Microfísica del
    poder.
    Madrid. Editorial la Piqueta.
  • Heller, Ágnes (2000). Historia y futuro
    ¿sobrevivirá la modernidad?.
    Barcelona.
    Ediciones Península
  • Hollingsworth, T. H. (1963). Demografía
    histórica. Cómo utilizar las fuentes de
    la historia para construirla
    . México. Fondo de
    cultura económica.
  • Lukács, George (1975). El alma y las
    formas. Y la teoría de la novela
    . Barcelona.
    Ediciones Grijalbó.
  • Monadiellos, Enrique (1994). El oficio del
    historiador.
    Madrid. Siglo XXI Editores.
  • Nietzsche, Federico (1959). Así habló
    zaratustra.
    3ra edición. Traductor: Eduardo Ovejero.
    Obras completas, tomo XV. Buenos Aires. Aguilar Editores.
  • Vattimo, Gianni (1996). Introduzione a Nietzasche.
    Bari. Editorial Laterza.
  • Vilar, Pierre (1982). Iniciación al vocabulario
    del análisis histórico.
    4ta
    edición. Barcelona.
  • White, Hayden (1992). Metahistoria. La
    imaginación histórica en la Europa del siglo
    XIX.
    Buenos Aires. Fondo de cultura económica.

Luis Rafael García J.

Partes: 1, 2
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